Una vez más la historia personal terminó en tragedia. El suicidio de un joven en una estación de detenidos sin papeles conmueve a la conciencia nacional.
La idea de muchos ecuatorianos, la mayoría de condición humilde, de dejar la tierra para ir a buscar fortuna, no es nueva.
Las corrientes migratorias en el siglo XX escribieron historias de miles de connacionales corriendo tras el ‘sueño americano’. Nueva York y Los Ángeles cuentan por miles sus historias. También se iban a Venezuela en los años dorados de los petrodólares. Luego el nuevo horizonte fue Europa, especialmente España e Italia.
Muchos cambiaban su forma de vida y sus envíos de dinero mejoraban la condición de sus familias a un alto precio: la fragmentación familiar.
La falta de trabajo, los sueldos bajos y la aspiración de mejorar la calidad de vida los llevaron y los siguen llevando al límite del sacrificio.
La ansiedad por viajar creó a su cobijo un negocio sucio y clandestino. Los coyotes y chulqueros son mafias que se quedan con prendas millonarias: autos, casas, tierras. Esas prendas son vendidas si los viajeros sin papeles desaparecían y no pagaban las deudas usurarias. Esta semana mostramos reportajes conmovedores.
De tantos casos hay 25 sentencias por tráfico de migrantes y 12 estafas migratorias. A ellos se suma el drama de las familias divididas y las personas desaparecidas.
Solo un país que ofrezca suficientes oportunidades de trabajo digno y buena paga puede superar esta lacra que mueve estafas millonarias.
http://www.elcomercio.com/opinion/editorial/editorial-direccion-migrantesycoyoteros-opinion-migracion.html
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