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La Provincia.es - TERESA CÁRDENES
El desembarco ayer en Tenerife de una desvencijada nave en la que han llegado a Canarias 165 inmigrantes procedentes presuntamente de Pakistán y Sri Lanka provoca un giro en la percepción de la crisis migratoria. No se trata de alentar el alarmismo, pero tampoco de ocultar que, en el contexto, este barco añade a la crisis un plus de preocupación.