Lunes, 9/1/2012
ROSA MONTERO
Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países
Etiopía 2018- dos semanas..
Hace 6 años
2 comentarios:
Menudo ejemplo... ojalá tuvieramos muchos casos de estos.
Fíjate, en África son mucho más solidarios y eso que tienen poco, todo lo comparten.
Así es, amiga.
Hoy, en cambio, he visto un contenedor de los de basura, lleno de juguetes todos nuevecitos, hasta una bici... ¿como es posible que, con la de niños que no tienen un juguete, que la gente tire los "antiguos" una vez que llegaron los Reyes con los nuevos? ¡Me dió un enfado...!
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