16.09.12 -
ZURIÑE ORTIZ DE LATIERRO
Con 16 años y todo su aplomo adolescente se zambulló en el mar. Nadó hasta la lancha que le indicaron en un rincón de la costa marroquí sin equipaje, papeles, ni agua. Un fantasma más rumbo a las costas españolas. Dieciséis horas después, Salvamento Marítimo les rescató a él y a sus 34 compañeros de pasaje, a cuatro millas al norte de la isla de Alborán. La lancha, tipo zodiac, estaba semihundida por el exceso de peso y una horrible marejada. Pero Ousmane Berthe no recuerda haber sentido miedo aquella noche del 24 de julio de 2008: «Solo sed, mucha, y unas ganas tremendas de elegir bien mi camino. No me asusté. Quería llegar, llegar».
Había elegido un mal momento. Las mafias ya no gastaban dinero en las embarcaciones porque muchos de los que viajaban en ellas tampoco solían pagar el billete. Así que les obligaban a transportar droga, 20 kilos de hachís en una mochila. La fuerte vigilancia obligaba, además, a arriesgarse por rutas cada vez más peligrosas. De postre, España estaba de uñas con la avalancha de pateras y todas esas vidas desgraciadas a bordo: la inmigración era uno de los problemas que entonces más preocupaba al país. Pero Ousmane no sabía nada de sus futuros paisanos. En realidad, no estaba muy seguro de pisar suelo andaluz. Le dieron agua, una manta y le radiografiaron la muñeca. Tuvo suerte y confirmó su minoría de edad. Se quedaba.
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