jueves, noviembre 08, 2007

LA GRAN MENTIRA

La Provincia.es - JOSÉ NARANJO
Existe una perversión todavía peor que empujar a la muerte a miles de personas, que es empujar a la muerte a miles de personas y luego echarles la culpa a otros. Eso es precisamente lo que hizo ayer Consuelo Rumí cuando le preguntaron por la muerte de 53 personas en un cayuco y es lo que hacen siempre las autoridades europeas ante catástrofes como ésta. Porque, siendo justos, tampoco es culpa de ella que, la verdad, no da para más. La secretaria de Estado de Inmigración se limitó a repetir el discurso aprendido en estos casos, que todo es culpa de las mafias, organizaciones criminales integradas por supuestos sinvergüenzas que explotan y engañan a decenas de miles de jóvenes africanos para que se suban a los cayucos en un viaje incierto.

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