lunes, diciembre 15, 2008

Calma tensa en la inmigración

La Razón. Luis llegó a Almería en 2000, junto a su mujer y tres hijos. Como tantos otros sin papeles empezó trabajando en el campo, «de lunes a sábado, 9 o 10 horas al día. Nos metían mucha caña y, en días de mucho calor, descansábamos media hora. No teníamos donde hacer nuestras necesidades. Cobrábamos 680 euros al mes pero, si faltabas para ir al médico, te quitaban dinero». Así estuvo dos años, hasta que encontró trabajo en una obra. Le fue mejor, pero ahora está en paro, con una boca más que alimentar y, lo que es peor, una hipoteca que no puede afrontar. «El banco me llama cada hora. Me dicen que me pueden quitar la casa». Pero lo tiene claro: «No por eso voy a robar o a matar». Luis se refiere al suceso del pasado sábado en La Mojonera (Almería), donde el 30% de la población es inmigrante. Sega, un joven malí de 24 años que trabajaba en el campo, acudió a un locutorio para llamar a su familia. Acababa de cobrar y pensaba enviarles dinero. Llevaba los billetes encima, y de eso se percató Mohamed, marroquí de 28 años. Cuando Sega se dio cuenta de que pretendía robarle, comenzó una reyerta entre dos grupos, formados por subsaharianos y marroquíes, que terminó con el navajazo mortal de Mohamed a su vecino. Al día siguiente se produjeron violentas revueltas en la zona encabezadas por varios subsaharianos, que quemaron coches y contenedores, dañaron los comercios propiedad de marroquíes y tiraron piedras a las autoridades. ¿El saldo? Cinco detenidos por disturbios, además de tres arrestados -entre ellos el presunto agresor- por el asesinato de Sega.

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