sábado, febrero 21, 2009

El entierro más triste de la inmigración

La Provincia / DLP. Nueve nichos sin nombre de una mujer, una niña y siete jóvenes de pequeñas aldeas del sur de Tan-Tan, en Marruecos, descansan ya para siempre en el cementerio de Teguise. Nueve cuerpos más lo hacían también en el cementerio de San Román de Arrecife. Eran 18 de los 25 fallecidos en la trágica tarde del pasado domingo cuando una patera chocaba contra una roca situada a apenas 20 metros de la costa de Los Cocoteros, en el municipio lanzaroteño de Teguise.

Cara y cruz de la patera de la muerte
El Ghalli y Elhabib eran amigos. Los dos vivían en Assa hasta hace una semana, pero el viernes 13 de febrero ambos partieron en la misma patera desde Tarfaya a Lanzarote. El Ghalli no lo ha podido contar. Murió a 20 metros del paraíso soñado. Elhabib logró sobrevivir. La periodista Erena Calvo ha estado con sus familias en Marruecos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad que da tristeza leer esto. ¡Pobres familias y pobres chicos! Indignante la postura del gobierno marroquí, al no querer repatriar a los fallecidos, si no son identificados. Podría escribir mucho más, pero sería repetir lo de siempre. ¿Cual sería la solución para estas desgracias, para estas muertes, para tanta hambre que los obliga a huir de esa forma de su miseria? ¿hay derecho a esto?

Anónimo dijo...

INMIGRANTES DE CARNE Y HUESOS. Triste es la noticia de la amargura familiar por la perdida de sus jovenes hijos que, valientes, buscaban la salida a una vida sin esperanza; pero mas triste sería ignorarlos, silenciarlos y olvidarlos porque sus necesidades para emigrar requieren soluciones validas para evitar que se repitan.

Oigo los ruidos lejanos de las fiestas del canarval en las calles, mientras mientras estos jovenes vieron frustradas sus ilusiones de una vida mejor y sus familias ahora lloran su perdida.

Que sus muertes, al menos, sirvan para concienciarnos que las fronteras no podrán separar los dos mundos, el de la abundancia y el de la necesidad por muchos muros que levantemos. Que el dolor de estas familias nos hagan sentir, como propios, la perdida de sus hijos. Entonces, solidarizados, podremos entenderles y ayudarles.

Diario de la Inmigracion dijo...

Anoche, cuando alegres y desafinados los sones carnavaleros golpeaban con fuerza puertas y ventanas en nuestras casas, recibí un correo de un amigo que no entendía como la gente podía divertirse de esa manera, estando aún latente el naufragio de la última patera, a 20m. de la isla de Lanzarote.
"Tiene razón" me dije. Pero inmediatamente pensé que siempre habrá tristezas de unos junto a las alegrías de otros. Es ley de vida...Unos rien, otros lloran. Unos nacen, otros mueren. Es ley de vida...
Pero lo que no es ley de vida es que un puñado de jóvenes, casi niños, hayan perdido la suya por huir de un mundo de hambre y de miseria, en la búsqueda de lo que ellos llaman "el paraíso", engañados por unos mafiosos sin alma, que sólo buscan su lucro personal.
Lo que no es ley de vida es que se gasten dinerales en métodos que han demostrado que no sirven de mucho.
Lo que no es ley de vida es que se entreguen cantidades importantes de dinero a los gobernantes de ciertos países para que vigilen sus costas, y sigan saliendo pateras y cayucos un dia si y otro también.
Lo que no es ley de vida es que a escasos metros de la costa perdieran la suya corazones jóvenes e ilusionados. Y lo que tampoco es ley de vida es que pocos, muy pocos, quizá no más de media docena de personas, nos hayamos acordado en estos momentos de los que ya no lograrán su sueño.
Lo que no es ley de vida es que a escasos metros de nosotros, la gente muera de hambre, mientras miramos para otro lado.
Ojalá algún día, entre todos, podamos poner un granito de arena para que cambien las leyes de la vida...