lunes, febrero 02, 2009

Pescador, refugiado, viajero, sospechoso, buhonero, moreno

El Mundo. De Dakar a s'Arenal para vender gafas de sol.
Hay quien cree que los 3.000 senegaleses que viven en Mallorca se dedican todos a la venta ambulante de quincalla, todos en las inmediaciones del Bar Bosch, en Palma, por lo frecuente que llega a ser cualquier noche que uno esté consumiendo un gintonic a la luz de la luna que se acerque un caballero moreno cargado de objetos brillantes y una sonrisa luminosa.
Sí que son 3.000, pero no todos trabajan en la Plaza Juan Carlos I. De hecho, trabajan en todos los núcleos turísticos de las Islas. No tienen más remedio. El negocio de la venta ambulante es tan malo como parece y sólo moviéndose mucho se logra sobrevivir un poco.
Michael es uno de ellos. 27 años. Ex pescador. Padre de un hijo y esposo de una mujer que se quedaron en Dakar y a los que hace ocho meses que no puede enviar ni un euro. A Michael la crisis le ha caído encima por partida triple. En julio lo trincó la Policía Local en Magaluf. Un agente creyó que le había pasado una bolsita de cocaína a un inglés. Michael se tiró más de cinco meses en el talego, hasta que el abogado Jaime Campaner lo sacó, alegando, una vez más, que no se podía tener a nadie tanto tiempo entre rejas por una vaga sospecha.

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